Elegía a Ramón Sijé

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero:

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

jueves, 3 de mayo de 2012

COMENTARIO CRÍTICO DEL TEXTO SOBRE LA PASIÓN DESMEDIDA POR LA TECNOLOGÍA

 Aquí os dejo un comentario crítico elaborado por la alumna Ángela Egea. Me parece que ha sido capaz de relacionar el texto con temas muy interesantes, por eso lo incluyo aquí ( y también porque ella ha tenido la generosidad de permitírmelo. Gracias, Ángela). Espero que os sirva a todos y que podáis tomar ideas para los siguientes comentarios.

  La noticia tiene poco recorrido, pero una generosa espectacularidad. Juzguen ustedes: un adolescente chino se dejó esquilmar un riñón para comprarse un iPhone y un iPad con la retribución del expolio. El adolescente chino parece que acabó jodido de la operación con cúter y cerca ha estado de palmarla. Ahora es cuando entramos nosotros para extraer metáforas de la hazaña. Aunque ésta no tiene más sentido que la carencia y la publicidad. La nefrología que se dejó aplicar el pollo estaba impulsada por los anuncios. Quiero decir, que se dejó arrebatar un órgano para comprarse otro. O lo que nos han hecho creer que es otro: el móvil. Puedes salir de casa sin un riñón, pero estás amputado si te asomas a la calle sin el teléfono portátil. Somos así de cojonudos. Lo mismo da que al chaval le hubieran solicitado un pulgar. Si a cambio tienes aquello que los demás tienen por fuera, bien empleado está el dedo gordo. Lo que nos humilla es la ausencia de abalorios. La escasez de estatus a la que condena la falta de un ornamento. Y si para eso nos tenemos que chapodar piel adentro, pues brindemos por el sacrificio. Toda causa requiere un esfuerzo. La técnica progresa ejemplarmente, pero quienes conforman eso que llamamos “la peña” no adelanta nada. Si hasta las dictaduras las convertimos dialécticamente en doctrinas…Es verdad lo que dijo el otro: no fallan las máquinas que hemos hecho, sino nosotros (que las hicimos). Pues estas han servido también para seguir potenciando uno de los instrumentos más penosos y perversos de la especie: la picaresca del tráfico de órganos. Así que un iphone, en China, cuesta un riñón adolescente. Demasiado capital para poseer una ferralla que cuando más la necesitas se queda sin batería, sin saldo o sin cobertura. Y a ver qué diálisis te haces con el bicho cuando por falta de riego te deje la novia. Si hay que estar muy zumbao.

COMENTARIO CRÍTICO DE ÁNGELA EGEA (En rojo incluyo algunos comentarios míos que me han parecido pertinentes para remarcar todo lo que me ha gustado del comentario.)
   En este texto, el autor trata un asunto de marcada actualidad: las tecnologías y su repercusión en la sociedad. Para ello se vale de un caso llevado al extremo: un adolescente ha sido capaz de despojarse de un riñón para poder costearse un iPhone y un iPad. Seguidamente desarrolla un análisis de las causas que han podido llevar a este estado de cosas, destacando la fuerza de la publicidad y la asociación de ciertos tipos de estatus sociales con la posesión de estos objetos, todo ello desde una visión condenatoria del suceso. Me ha parecido muy completo este resumen. Esta última frase añade algo que se os suele olvidar en esta parte del comentario: el punto de vista del autor del texto. Hay que hacerlo constar sin, muy importante, dar nuestra opinión sobre el asunto. En su resumen, Ángela hace constar que el autor del texto desaprueba los hechos que comenta y reserva su propia opinión para los párrafos siguientes. Leedlos con atención.
   Con este tipo de noticias es inevitable que el hombre se replantee su situación actual en el mundo, en un mundo de tecnologías e innovación. ¿Es él realmente quien lleva las riendas del camino que ha de seguir o que al menos cree que debería tomar? Ciertamente la respuesta podría ser afirmativa. El ser humano, ese animal dueño y señor de la naturaleza, ya no se encuentra solo. Avanza con pasos agigantados hacia un estado de máximo bienestar siempre secundado por la tecnología que él mismo ha ido perfeccionando. Entonces bien (Este conector no lo entiendo bien: creo que quedaría mejor uno consecutivo: así pues, por lo tanto, de ahí que, así pues...), también podríamos declarar que la tecnología es algo positivo, una herramienta que ayuda al hombre a vivir mejor y lo acerca cada día más a los secretos de su propia naturaleza y entorno (sólo hay que recordar uno de los hitos de nuestra especie: el hombre pisando la luna). En definitiva, el hombre se marca un objetivo y la tecnología lo ayuda a alcanzarlo.

   El problema está cuando la tecnología no se usa bien, o al menos no es entendida como debiera; que no es otra cosa que la mejor herramienta con la que cuenta la humanidad. En ese momento es cuando se debe analizar el rumbo que va tomando la situación, se podría hablar de un intercambio de roles. Es ahora la tecnología, como un fin en sí mismo, la que marca algunas conductas y rige el camino de las personas. Pero no debemos confundirnos, detrás de ello hay una mano humana que se vale de la debilidad de la mente del hombre para dirigirlo como títere hacia el lugar deseado. Hablo de la publicidad y, obviamente, del interés económico que hay detrás de ella. En el caso tratado en el texto, se ha presentado su importancia mediante una analogía de necesidad entre el producto en venta y un órgano humano. Y esto no es algo nuevo, con el comienzo de la televisión, la industria ha tenido que ir perfeccionándose en un mercado de gran competencia a la hora de endosar su producto. Es por eso que, mediante técnicas cada vez más sofisticadas, la publicidad debe conquistar al consumidor creándole una necesidad irrefutable para obtener el éxito esperado. En definitiva, se aprovecha de una masa aborregada que s la sociedad haciéndole creer que vivir sin el objeto es como contar con un órgano menos, que si usas cierto desodorante, las mujeres caerán rendidas a los pies del hombre, que la masculinidad va rendida con el tipo de coche que se posea...y un largo etcétera.
   Y es que dominar a los humanos no es tarea imposible, ni mucho menos. Sólo hay que tocarles donde más les puede doler: en el sexo y, asociado a ello, en su estatus social. No debemos olvidar que el hombre es un animal, como otro cualquiera, la única diferencia es que este parece que piensa y que tiene consciencia de sí mismo. Famosos es el cortejo de las aves en estos aspectos. Suele ocurrir que es el macho el que se exhibe en toda su gloria, con sus plumas desplegadas para lograr reproducirse con la hembra de turno. Ahora traslademos esta situación al paradigma humano. Simplemente asociando la tecnología con un alto estatus social y con el éxito sexual tendremos asegurada la enajenación mental del individuo, capaz de desprenderse de un órgano para alcanzar estos productos del momento.
   En definitiva, la cosa ha cambiado desde que el hombre empezó a ser hombre. Actualmente, no vale con ser fuerte para cazar más bisontes y asegurar una buena descendencia. El homo sapiens actual ensalza la tecnología como seña de identidad propia, individual, igual que antes podía serlo la fuerza física. La tecnología pasa a ser irremplazable, deja de ser un mero útil para convertirse en un distintivo sexual y social y ese es un problema que, de no ser atajado a tiempo con una correcta educación en los verdaderos valores de la humanidad cada día irá a más. Recalquemos que la tecnología es producto del hombre, y solo él puede dirigirla hacia el camino adecuado.
   Como podéis apreciar, el comentario está muy bien estructurado: plantea un tema de interés -la tecnología sirve al hombre pero, en determinadas ocasiones, parecen cambiarse los roles, ¿cuál es la razón? - y aporta sus propias teorías: la sobrevaloración de la tecnología viene de la publicidad, que maneja a mucha gente uniendo la posesión de determinados productos con el éxito sexual y social. Finalmente, aporta una solución: la educación en verdaderos valores de la humanidad.
   Añado alguna idea más que podría ser relacionada con este texto: los casos de sobrevaloración de los artilugios tecnológicos podría relacionarse con las llamadas víctimas de la moda ( nominadas en inglés, por moda, precisamente), que estiman su valía personal en la misma cantidad de dinero que invierten en sus prendas y accesorios de renombradas marcas.
   Por último, la idea de que la tecnología puede llegar a ser la dueña del hombre por la que fue creada me retrotrae a las imágenes de la película "Odisea 2001", cuando la computadora de la nave no aceptaba ser apagada y se volvía en contra de sus propios programadores hasta tal punto que era capaz de leerles los labios cuando se encerraban en un compartimento en el que ella no podía registrar y entender sus voces.
  
   







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